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Perritos enfadados
Una serie que nace de la rabia contenida tras haber vivido años sumisma, y que por fin encuentra su camino sobre el lienzo a través de gruñidos.
Estos perros no son dulces ni dóciles: enseñan los dientes, gruñen, incomodan.
Pintar estos ''perritos enfadados'' fue mi forma de soltar lo que duele, de gritar en silencio, de morder sin dañar.
Cada uno de ellos es un autorretrato emocional: una emoción cruda vestida de símbolo. Mi forma de decir lo que duele sin desvelarme en voz alta.
Son piezas viscerales, simbólicas, profundamente personales.
No nacieron para gustar, sino para sanar.
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